Elegir un buen nombre parece algo sencillo… hasta que te pones a ello. El naming es esa parte silenciosa del branding que no se ve, pero que condiciona absolutamente todo: cómo te recuerdan, cómo te buscan, cómo te pronuncian y si confían en ti desde el primer día.
A lo largo de la historia, empresas de todos los tamaños —algunas con productos excelentes— han tropezado justo en ese punto: un nombre desafortunado que las arrastró al ridículo, a la polémica o directamente al fracaso. Aquí repasamos algunos de los casos más conocidos y, sobre todo, las lecciones que cualquier marca puede aplicar hoy, desde una multinacional hasta un pequeño negocio de Valladolid.
1. Mazda LaPuta (2000)
Mazda lanzó en Japón un SUV llamado “LaPuta”. Allí era un nombre neutro, pero al llegar a países hispanohablantes se convirtió en un meme inmediato. En pocos meses desapareció del mercado.
Qué aprendemos
Un nombre internacional debe pasar por un filtro de idiomas. Lo que funciona en un país puede ser un desastre en el siguiente.
2. IKEA FARTFULL
IKEA suele mantener los nombres suecos en su catálogo, pero a veces salen mal. “FARTFULL”, un escritorio cuyo nombre significa “lleno de velocidad”, generó risas y burlas en países angloparlantes por su parecido con “fart” (pedo).
Qué aprendemos
Antes de lanzar un producto global, testea el nombre con hablantes nativos. Una simple consulta puede evitar una crisis reputacional.
3. Reebok Incubus (1999)
Reebok quiso lanzar unas zapatillas llamadas “Incubus” sin considerar la referencia cultural.
Un íncubo es un demonio asociado a agresiones sexuales en la mitología medieval.
La indignación pública obligó a retirar el nombre inmediatamente.
Qué aprendemos
Investigar el origen y significado simbólico del naming es parte esencial del proceso creativo. No basta con que “suene bien”.
4. Ford Pinto (Brasil)
El Ford Pinto funcionaba en EE.UU., pero su entrada en Brasil fue un fracaso.
Motivo: “pinto” en portugués es un término coloquial para referirse al pene.
Qué aprendemos
El naming debe evitar significados ridículos o vergonzosos en otros países.
Un pequeño descuido lingüístico puede tumbar un producto entero.
5. Cuum (España, 2022)
Una startup española de automatización lanzó su marca como “Cuum”. La palabra se viralizó en horas por su parecido con “cum”, un término sexual muy extendido en inglés.
Tuvieron que renombrar la empresa de urgencia.
Qué aprendemos
Las redes sociales amplifican cualquier doble sentido.
Un naming con connotaciones sexuales se convierte en meme en minutos.
6. ISIS Chocolate (2015)
La marca belga ISIS llevaba décadas en el mercado… pero la aparición del grupo terrorista ISIS convirtió su nombre en un lastre. Las ventas se desplomaron y la empresa tuvo que renombrarse como “Libeert”.
Qué aprendemos
Incluso un buen nombre puede volverse tóxico por motivos externos.
Hay que estar preparados para reaccionar rápido.
Más allá del nombre: la importancia de proteger tu dominio (y sus variantes)
Un error muy común es pensar que el naming termina cuando eliges el nombre. Pero no es así. Hoy, una marca no existe realmente hasta que tiene un dominio sólido, disponible y protegido.
Ignorar esta parte ha provocado más de un desastre. El caso más famoso es Nissan: durante años, la marca no pudo usar nissan.com porque ya estaba registrado por un empresario llamado Uzi Nissan. La compañía pasó dos décadas en litigios… y aun así perdió.
¿Por qué es tan importante?
✔ Porque un nombre sin dominio disponible pierde valor inmediatamente.
✔ Porque terceros pueden registrar variantes y usarlas para su propio negocio.
✔ Porque afecta al SEO local: un .es ayuda a posicionar en España.
✔ Porque un dominio raro o alternativo genera menos confianza en el usuario.
✔ Porque un ciberocupante puede pedir cantidades absurdas por un dominio que costaba 10 €.
Buenas prácticas mínimas
- Registrar tu nombre al mismo tiempo que defines el naming.
- Asegurar variantes clave: .com, .es, .net, y las relevantes para tu sector.
- Revisar disponibilidad en redes sociales para evitar incoherencias.
- Evitar que terceros registren dominios muy parecidos y generen confusión de marca.
Un naming brillante sin su dominio asegurado es, en realidad, una marca a medio construir.
¿Qué pueden aprender las empresas?
Estos ejemplos no son solo curiosidades: son advertencias.
En nuestra tierra abundan los nombres basados en iniciales, combinaciones aleatorias o juegos de palabras internos que fuera del círculo cercano no entiende nadie.
La clave es simple:
- Un buen naming te abre puertas sin tener que explicarte.
- Un mal naming te obliga a invertir mucho más para compensarlo.
- Un dominio asegurado evita problemas futuros y refuerza tu identidad digital.
Da igual si eres una gran marca, una pyme o un proyecto cultural:
si tu nombre no funciona, el resto del branding tendrá que remar el doble.

